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Del 28 de junio al 5 de septiembre de 2021

Intervendrán en la exposición:

El pintor Juan Carmona Vargas (Jerez, 1965) presenta su última obra en una exposición titulada “Del tiempo y la danza”. Esta exposición consta de 58 pinturas en distintas técnicas; es una nueva vuelta de tuerca en su trayectoria, más centrada anteriormente en el paisaje, siendo un acercamiento a la danza contemporánea, no con la pasión por la belleza del cuerpo humano de la tradición griega, sino centrando la atención en el espacio, en ese fondo donde un mundo puede surgir gracias al vacío, esa universal e indefinible fuerza creadora. Como se podrá apreciar en la exposición para él lo fundamental en la pintura es el “Aire y la Luz”, todo lo demás, dibujo, gama cromática, textura, composición está supeditado a lo anterior. Algunas de estas obras fueron expuestas con el Ayuntamiento de Jerez dentro del Festival de Jerez 2020.

El título de la muestra hace referencia a que si bien en la danza, el tiempo discurre en una sucesión de secuencias, en la pintura el tiempo gira sobre sí mismo para ser pura ilusión; captando el pintor a los bailarines como sombras que vienen de esa parte secreta de nosotros mismos que la obra de arte ayuda a descubrir. Para él la danza aún conserva ese poder ancestral y ritual donde los participantes, poseídos como las marionetas, parecen tener otro nivel y poseer otro estado de conciencia. Aquí aparecen obras donde se puede identificar o no, a Teresa Navarrete, Rocío Molina, Israel Galván, María M. Cabeza de Vaca, Raquel Madrid, Janet Novas, Yinka Esi Graves o Manuela Nogales entre otros, pero no son retratos. Su interés no se ha dirigido al artista en cuestión sino hacia su creación.

Dice el autor “me gustaría llevaros más allá de los bailarines y sus espectáculos, del espacio que habitan. Llevaros hacia el palpitar de la línea, el aliento de la mancha, el temblor del mismo papel porque he descubierto que la danza solo se deja pintar mediante la representación de su aliento, siendo el resultado manchas, trazos y salpicaduras que danzan y dejan huella del tiempo y en él. Pero yo desconozco de donde vienen estas figuras, estas damas radiantes y alucinadas, estos bailarines casi incorpóreos que las fotos de Luis Castilla, Javier Fergó o Ana Palma, me han traído a mi caballete. Estas miradas cómplices que a lo largo de todos estos años me han acompañado y han sido mi punto de partida, junto a mi propia experiencia como espectador.”

María González, gestora cultural especializada en danza contemporánea y comisaria de esta exposición nos indica al respecto en su presentación: “Juan refleja en su pintura la fascinación por las líneas, por el dinamismo y por el ritmo de estos cuerpos en movimiento. Sus imágenes inacabadas entre el expresionismo y el vacío expresan lo intangible y me sugieren una impresión luminosa de eternidad. Sus pinturas se me revelan como una manera acertada de acercarse a la danza y de sentirla”.

Emilio Rosales, escritor y profesor de Estética e Historia de la Filosofía de la Universidad de Sevilla, nos dice en el texto introductorio a la exposición: “No es que el pintor desdeñe el secreto que late en el movimiento de los bailarines, pero quizás ha comprendido la imposibilidad de adueñárselo. Vuelve, por ello, atrás y busca, en otro lugar. Mira hacia la propia pintura, reducida a su esencialidad.“

Nos gusta recordar las palabras que el escritor José Manuel Benítez Ariza le dedicó en su última exposición: “Su permeabilidad respecto a la palabra poética, su espiritualización, su ligereza; se trata de una simplicidad arduamente conseguida y que presupone haber recorrido toda una tradición. Se trata también de un pintor maduro que no aspira ya tanto a exhibir sus recursos, como a que el espectador los dé por supuestos tras una aparente sencillez y que refleja las aspiraciones depuradas de un hombre de mediana edad que interroga a la vida y sus misterios y no espera respuestas aparatosas o rimbombantes, sino simples atisbos de una verdad que no se deja formular.”

Bajo el título DEL TIEMPO Y LA DANZA está el deseo de Juan Carmona Vargas de crear obra a partir de una selección de fotografías de danza. Inicialmente, la fuente de inspiración del trabajo de este artista, ha pasado por el filtro de la mirada sensible de Luis Castilla, fotógrafo especializado en artes del movimiento. En su trabajo de reportero gráfico, Luis capta este momento álgido, especial, fuerte, clave del espectáculo. La fotografía como una síntesis subjetiva del espectáculo. A medida que la obra pictórica ha ido ampliándose, el pintor Carmona ha acudido a fotografías de otros autores permitiéndole adentrarse en otros géneros de danza, como el Flamenco o plasmar formas grupales. Estas nuevas imágenes aportan volúmenes y formas que pasan a enriquecer las miradas sobre el cuerpo en movimiento. En este proceso del espectáculo a la foto y de la foto a la pintura, Juan añade otra capa de subjetividad. Selecciona una foto y traslada estos cuerpos en movimiento a otros paisajes creando así nuevas narrativas.

En este viaje que parte del espectáculo en vivo a la fotografía y de la fotografía a la pintura, estas pinturas son ahora, en el marco del Festival de Itálica, fuente de inspiración para los bailarines y coreógrafos, Sandra Ortega & Seifeddine Manai, Natalia Jiménez y Álvaro frutos quienes, a partir de estos nuevos significados, bailaran nuevas historias inspirado por estas pinturas DEL TIEMPO Y LA DANZA. Se desvela así unos diálogos entre las diferentes expresiones artísticas como son la fotografía, la danza y la pintura en un enriquecimiento mutuo.