30/jun
Victoria Moriche
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Jon Maya y Andrés Marín dialogan sobre la danza vasca y el flamenco en el Castillo de Alcalá de Guadaíra

Yarín’, coproducido por el Festival Internacional de Danza de Itálica, es un work in progress que tendrá como resultado un nuevo espectáculo de Maya y Marín en 2022

Un diálogo sonoro, de voz, percusión y danza». Así califican el bailarín Jon Maya y el bailaor Andrés Marín a ‘Yarín’, la propuesta con la que ambos artistas se unen y nos presentan los días 1 y 2 de julio en el Castillo de Alcalá de Guadaíra, en el marco del Festival Internacional de Danza de Itálica 2021. Las entradas para la cita, que comenzará ambas jornadas a las 22:30 horas, están disponibles haciendo clic aquí, y podrán también adquirirse en la taquilla del espacio, los días de función, hasta fin de localidades.

En ‘Yarín’, nos encontramos con un punto y seguido en la carrera artística de sus protagonistas: el bailarín vasco Jon Maya, y el bailaor hispalense Andrés Marín. Ambos han construido todo un ‘diálogo en danza’ a través de la pieza que presentarán en el espacio alcalareño, como fruto del trabajo realizado, a través del entendimiento y enseñanza mutua, con dos formas distintas de entender la danza, y las herramientas artísticas que cada uno de ellos trabajan de forma habitual. Así nace una pieza “viva”, en forma de work in progress, a partir de las diferentes acciones que ambos conjugan de cara al espectáculo que se encuentra en fase de maduración, y que juntos presentarán en 2022. No es ‘Yarín’ solamente la unión de los apellidos de ambos artistas precisamente en el nombre del espectáculo encontramos, en su traducción del turco al español, la clave del trabajo que se representará sobre el escenario del Castillo de Alcalá: mañana.  Esta primera exhibición, que ha sido trabajada hasta la fecha en dos residencias, nos habla de cómo cuidar conceptos como el pasado, la tradición, y el propio presente, para poder hablar del mañana. Un mañana que, según Jon Maya «ha de venir acompañado de encuentros, de relaciones entre diferentes, fieles a sus orígenes y raíces, pero con espíritu de compartir y encuentro en los caminos».

Marín y Maya nos muestran en este estreno, coproducido por el Festival Internacional de Danza de Itálica de 2021, un diálogo constante de encuentro con otras culturas y realidades artísticas, pues conjugan y mezclan sus lenguajes, expresiones, visiones coreográficas y las principales características de sus trabajos por separado. En este primer trabajo en progreso, unen sus capacidades creativas en lo que califican «toda una experiencia», con la que han profundizado sobre los elementos comunes de la cultura de raíz vasca, y flamenca, en un trabajo que no es más que un deseo que ambos bailarines tenían pendiente. El propio Andrés Marín se declara como «un hombre que baila a partir de la tradición flamenca, y todo un admirador de la austeridad y autenticidad de la cultura vasca, de su piedra, de su fuerza», la cual cree que coincide con su propio trabajo dancístico. Sobre esta unión también se pronuncia Jon Maya, quien cree en el concepto ya que, según declara, siempre ha pensado que ambos estilos «son dos raíces populares muy potentes, con mucho arraigo y muy universales. Dos raíces muy vivas, de las que buscar sus elementos comunes es apasionante».

En ‘Yarín’ nos encontramos pues ante dos visiones de arte trabajadas en común, a partir de una serie de hitos que construyen todo un novedoso universo coreográfico. Han utilizado conceptos como el vacío, el minimalismo o la sobriedad, para crear una producción que, además de la danza de Marín y Maya, cuenta con la percusión y la voz como diálogo musical, con la colaboración de Julen Achiary, en un trabajo que según el bailarín vasco ‘es la pieza clave del espectáculo, pues Julen, con su gran capacidad y conocimiento de la raíz del arte, y de la voz, lo llena de ambiente y contexto’.

Es tanta la incidencia flamenca de Andrés en la escena, y vasca de Jon Maya, que el espectáculo acaba con un bello grito por soleas que proviene del interior más sagrado del bailaor, quién a su vez recoge a un bailarín que libremente salta sobre el escenario, para llevárselo con él «a Yarín, un viaje de inicio y de recogida».

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